lunes, enero 01, 2007

Un gramo de amor

He pasado una tarde depuradora con mi amiga I.

Un rato de playa de invierno, con un cielo increible y el sonido de las olas. Una luna casi llena, pero menguando.
Una vuelta por el paseo Nuevo, una ola que casi nos moja, más mar y viento renovador.
Descubriendo rincones nuevos en lo Viejo.
Y conversaciones en la Trini, recordando otros tiempos... distintos.

Y entonces, entre quinceañeros que mostraban sus nuevos moviles con tonos reales, me ha dicho que ella, ayer, cuando le dijeron de qué queria un gramo, contestó:

Yo quiero un gramo de amor.
Está muy caro, fue la única respuesta que recibió.

Carísimo está. Porque, en general, tenemos miedo a mostrarnos como somos. A decir qué nos pasa, cómo nos sentimos, qué tenemos, qué queremos, qué tememos, qué soñamos, qué pensamos... y cuando uno no expresa, no puede dar amor.


Menos mal que pronto llegan las rebajas.

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