Maldita...
Vuelvo a sentir esa maldita sensación...
Ésa que me sube por el estómago y que sin darme cuenta se transforma en lágrimas y en un inmenso vacío a la altura del pecho...
Malditas vacaciones estas en las que cada ves que he querido hacer algo no ha salido nada. Malditas vacaciones estas en las que el Destino no me ha dejado ser. I. me ha dicho hoy que el Destino soy yo. Le he dicho que no se engañe, que he intentado serlo y que el Destino me ha ignorado.
Malditos planes –aunque sean de últimisima hora– que nunca salen. Mierda.
A este paso voy a volver sin fuerzas a Madrid. Ya sólo quedan... 11 días...
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