jueves, agosto 30, 2007

Juicio a Aznar (pincha aqui)


Ya es hora de que el tiempo ponga a cada uno en su sitio. O de que la Justicia sirva realmente para algo.


http://www.juicioaaznar.net/adhesiones/

http://juicioaaznar.wordpress.com/

Yo ya he firmado. ¿Qué vas a hacer tú?

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miércoles, agosto 22, 2007

Maldita...


Vuelvo a sentir esa maldita sensación...
Ésa que me sube por el estómago y que sin darme cuenta se transforma en lágrimas y en un inmenso vacío a la altura del pecho...

Malditas vacaciones estas en las que cada ves que he querido hacer algo no ha salido nada. Malditas vacaciones estas en las que el Destino no me ha dejado ser. I. me ha dicho hoy que el Destino soy yo. Le he dicho que no se engañe, que he intentado serlo y que el Destino me ha ignorado.

Malditos planes –aunque sean de últimisima hora– que nunca salen. Mierda.

A este paso voy a volver sin fuerzas a Madrid. Ya sólo quedan... 11 días...

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viernes, agosto 17, 2007

Pa eso inventaron Benidorm

No puedo soportar que la gente hable de un país como si lo conociera, cuando sólo ha estado una semana o quince días en un hotel con todo pagado.

No puedo evitar decirles que son unos ignorantes cuando se han pasado la semana comiendo perritos caliente y pizzas y no han sido capaces de probar la comida local. No puedo evitar decirles que son unos ignorantes cuando lo único que han visto es al vendedor local de collares que todas las mañanas se pasea por la playa del hotel.

No puedo soportar que la gente pueda decir que ha estado en un país cuando no ha salido del recinto cinco estrellas al que han ido. Pa emborracharte en un playa gracias a una pulsera no hace falta irse a la Riviera Maya o a Punta Cana... pa eso inventaron Benidorm... cojones.

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miércoles, agosto 15, 2007

Ni rastro

00.00 Bulervard de Donosti. Semana Grande. Acompaño a I. a su moto y después de despedinos, giro la calle y entro al Bulervard. Me doy cuenta de que unos 50 encapuchados vienen hacia mi corriendo. Los miro asombrada y me meto a la primera cafeteria que encuentro a mi paso.
Veo que se dirigen hacia un autobús que está justo donde acabo de dejar a I. Han pasado como mucho dos minutos y estoy segura de que no le ha dado ni tiempo de arrancar. Echan unos cuantos cócteles molotov y el bus empieza a arder. Los encapuchados desaparecen. No hay ni rastro de la policía.
Llamo a I. ¿Te ha pillado? Arrancando la moto, pero la he dejado ahí y he salido corriendo. Cuelgo.
Me doy la vuelta y veo a los encapuchados otra vez. Ahora, echan más cócteles molotov a la carretera, alguno cae cerca de la puerta de la cafetería, donde estoy. La gente grita mientras entra hacia dentro. La calle está repleta de gente.
Toda la carretera está en llamas. Un rato más tarde aparecen los bomberos y apagan el autobús, que luego el mismo chófer ha podido conducir a cocheras.
Y entonces han aparecido los antidisturbios. Han venido en dos o tres furgonetas y han salido a la calle. Ya no había ni rastro de los encapuchados.

Hoy iba a contar otra cosa... pero no me puedo quitar esta imagen de la cabeza

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domingo, agosto 12, 2007

Un buen dia... sin salir de casa

En qué consiste un buen día –y no me refiero al que cantaba J. de Los Planetas– sin salir de casa.

1. Larga conversación de sobremesa con mi abuelo –después de zamparnos un estupendo marmitako que ha hecho mi madre y un sapo al horno a cargo de mi padre–. Me ha contado muchas cosas. Estaba de buen humor, aunque triste porque se ha muerto su primo, carnal. Me ha dicho: te cuento esto a ti porque eres periodista y para que un día escribas sobre mi.

Mi abuelo está preocupado porque sabe que va a morir. Pero dice que eso es parte de la vida. Lo que le preocupa es que su oficio se está perdiendo. Felix L. D., que así es como se llama, tiene 82 años y desde que tenía 14 se ha dedicado a arreglar instrumentos. Es un especialista en arreglar instrumentos de viento. Yo recuerdo verle, desde que era pequeñita, en el taller de su casa de Fitero –donde en la plaza del pueblo hay un quiosco con una placa que recuerda a su padre Lorenzo, mi bisabuelo, músico y compositor– haciendo virguerías. Llegaban trompetas retorcidas o saxofones doblados y en unas horas salían como nuevos...

"Cuando escribas, di que se va uno de los pocos arregladores de instrumentos que quedaban".

"Es muy difícil" apuntaba, como si yo tuviera la más mínima duda sobre ello. "Enséñame", le he implorado. "Yo ya no puedo" me ha contestado apuntándose a la cabeza, indicandome que ya está senil para esos menesteres.

2. Despues de jugar un rato con mi perro, pongo el OK Computer de Radiohead,

me conecto y me encuentro con mi amigo V. Un chico francés que conocí en 2005 en México. Tras un año de amistad, un día en una fiesta en su casa de Coyoacán, apenas unos días antes de nuestra marcha de ese mágico país, sorprendentemente me abraza y me eleva un palmo del suelo y me susurra: tu siempre me has gustado. Obviamente a mí él también. Así es la vida que él, por aquel entonces, estaba saliendo con una mexicana y yo con un mexicano. Así es la vida que justo ayer, cuando estaba con mi amiga O. le conté esta anecdota. Así es la vida que hoy, cuando han pasado dos años desde aquella última vez que nos vimos – y hablamos– se conecta, desde Irán y cuando le iba a decir que en septiembre se viniera a Madrid, me dice que en septiembre pensaba ir a Madrid a ver a un amigo.

3. Después de cenar un increible bonito con tomate que con el mayor amor del mundo ha preparado mi querida ama, me he dispues a ver Baraka, de Ron Fricke, que me ha dejado mi amiga I. Aunque no tiene diálogos –lo que puede parecer un incoveniente, por llamarlo de alguna manera– ha sido la película más impactante que he visto en mucho tiempo. Me ha hecho llorar y me ha revuelto el estómago. Pero sobre todo, me he hecho pensar... y mucho.

4. Y Escribir este post en el balcón, bajo las estrellas.

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viernes, agosto 10, 2007

El dia después –sintiendo otra vez esa sensacion–

SUÉLTATE la melena y ponte a BAILAR. Es lo que te APETECE. LLORA y expresa lo que llevas dentro, que te pudre; llora, como asintiendo, como reconociendo que estas escuchando letras en las que te reconoces, en las que reconoces su dolor como el suyo. CANTA, hasta que te quedes sin voz. Que toda tu alma salga en cada grito que metes. No tengas ESPERANZA; sabes cuales son tus límites. Tienes suerte para ciertas cosas –cada vez menos, es verdad- pero no para el AMOR –tu haces daño, ellos te dañan-.

SIENTE, PIENSA ¿qué quieres hacer en tu vida? ¿qué es lo que más desearías hacer?
Haz caso a tu INTUICIÓN. Sabes cuando sí y cuando no. Pero síguela. Ayer te tenías que ir. Querías llorar porque sabías que te tenias que ir, pero te querías quedar y te quedaste –cómo te quedaste-.


EXPULSA. ¿Vienes conmigo a la playa a emborracharte –de felicidad-?
No dejes de hacer nada que sientas. SIENTE. EXPRESA. TRANSMITE. No dejes que las paredes se hagan más fuertes que tú. No dejes que las cuerdas te aprieten. Busca tu lugar. Sé feliz. No pares hasta encontrar la felicidad.
¿Qué echas de menos? ¿qué quieres hacer? Acéptate. Pon sentimiento en todo lo que hagas.

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Vidorra con onda

El lunes dije que empezaba a aburrirme. Es mentira. Básicamente me estoy dando a la vidorra. Mañanas relajadas y tardes de playita cuando le apetece a Don Lorenzo.



He recuperado pasatiempos de mi niñez, como hacer pulsera con hilos de plástico. Y no, no se me había olvidado.

Y he leido. A saber:

Un mundo para Julius, de Bryce Echenique.
Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi.
Sin Sangre, de Alessandro Baricco.
Y ahora estoy devorando Conversaciones con Don Juan, de Carlos Castaneda –para quitarme la morriña mexicana–.



¿Mañana? A lo mejor otra vez playa, aunque ir a ver la exposición Summer de Julian Schnabel no es mala opción. Lo que sí se es que por la noche me iré de fiesta, a las de algún pueblo de por aquí. Un pueblo donde sólo haya una plaza y una berbena. Como diría mi amiga M. si viviera aquí "Eso sí que tiene toda la onda".
;)

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martes, agosto 07, 2007

No nos menospreciemos

La realidad es que llevo un tiempo –que cada día se alarga más y más– sumida en la indiferencia. Ha llegado un momento en mi vida en el que básicamente todo me da igual. Obviamente, tengo días en los que esta sensación parece que mengua; pero en general es así.

No se trata de conformismo. No me conformo con lo que tengo. Quiero dar otro giro a mi trabajo. Quiero cambiar cosas de mi rutina diaria. Quiero enfocar mi vida desde otro punto de vista. Tengo cosas en la mente, no estoy parada. Pero la indiferencia puede con todas esas ganas la mayor parte de las veces.

Tanto es así que, por ejemplo, a mi padre le diagnosticaron una enfermedad grave y yo no pude soltar una sola lágrima hasta pasados quince días desde que lo supe. Esto es más grave de lo que parece, porque soy de naturaleza llorona.

Tanto es así que, por ejemplo, mi abuelo, que antes era una persona sonriente y que siempre tenía unas palabras alegres para todo el mundo, se está muriendo de pena y yo me siento de incapaz de cambiar la situación. No es que me sea indiferente en este caso, pero me cuesta sacarle una sonrisa. Mi abuelo se muere de pena y soy incapaz de soltar una sola lágrima –recordad que soy de naturaleza llorona–.

Son sólo un par de ejemplos de muchos más que podría dar, como que he vuelto a mi tierra de vacaciones y llevo menos de una semana aquí y ya me empiezo a aburrir. Esto para mí antes era inconcebible. Y me resigno a acostumbrarme a ello.

Por suerte, mi amigo M. me ha hecho recuperar la alegría y la sonrisa que me caracterizan. Y de manera sencilla. Mientras manteniamos una conversacion escrita –nos separan demasiados kilómetros– nos hemos visto recreando una posible situación. Y eso me ha devuelto la sonrisa perdida.

Y luego, me ha dicho: me voy a dar una buelta en bici y a escuchar Facto de la Fé. Ah! Así que te lo pasaron, le he contestado. Claro, desde Argentina. ¿Has visto el último vídeo, el de 'La Fuerza'?

Y entonces he llorado:

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